LECTURA DE MANO

Origen de la quiromancia, la lectura de la mano

A lo largo de la historia se han ido creando términos que aluden a disciplinas o ciencias con las que la humanidad intenta conocer, comprender y dar sentido tanto al mundo que nos rodea como a nosotros mismos. El término quiromancia tiene orígen en el griego antiguo: khèir (mano), y mantéin (adivinación). Dentro de las ramas esotéricas o de las ciencias ocultas pertenece a la rama de la quirología, la cual trata el estudio de las manos.

Este arte de la adivinación o predicción tiene su origen en las antiguas civilizaciones. Se han encontrado referencias al estudio de las manos que datan de hace 3.000 años en países orientales como la India védica como en la China del Tao, además de otros estudios como la astrología y la acupuntura.

La quiromancia se fue extendiendo desde oriente hasta occidente en los siglos posteriores, llegando incluso a ser mencionada en un libro de Aristóteles en el siglo IV a.C. En dicho libro alude a un antiguo tratado que había en el Altar de Hermes. Dicho tratado fue mostrado a Alejandro Magno por su maestro y tutor con el objetivo de que el emperador macedonio utilizase ese conocimiento para conocer mejor el carácter de sus generales empleando la lectura de las manos.

Tiempo después, durante la Edad Media, los quiromantes fueron acusados de herejes y perseguidos por la Iglesia Católica. La lectura de manos permaneció oculta y dormida hasta el siglo XIX, que renació y comenzo a desarrollarse como una ciencia esotérica.

Las líneas de la mano: su significado y utilidad

Mediante el estudio de la quiromancia se ha encontrado que existe una relación entre nuestras características físicas y psicológicas, las características de nuestras manos y nuestra historia vital, nuestro presente y nuestro futuro.

Antes de poder comprender la lectura de las líneas de la mano debemos saber, en primer lugar, en qué partes se dividen nuestras manos. En cuanto a los dedos de las manos, el dedo pulgar está asociado a la fortaleza física y es el dedo de Marte. El dedo índice está relacionado con lo transcendental de la vida y se vincula a Júpiter. El dedo corazón representa al destino y está bajo Saturno; algunas personas tienen una línea que nace en la parte baja de este dedo y se prolonga hacia abajo: es la línea del Destino. El dedo anular se relaciona con el orgullo, la vanidad y el ego, además está regido por el Sol. Por último, el dedo meñique alude a la razón y la capacidad de comunicación y está relacionado con el planeta Mercurio.

Las líneas de la palma de la mano se pueden interpretar de diferente forma según su origen. Las que nacen bajo el meñique, que son horizontales, representan las emociones y el espíritu aventurero. La línea mayor es la del Corazón.

Otras líneas de gran importancia son las que están entre la base de la mano y la parte superior de la muñeca, estas líneas se llaman brazaletes. El número de brazaletes guarda relación con el número de reencarnaciones que has tenido anteriores a tu vida.

Debajo del pulgar tenemos el Monte de Venus, que está directamente relacionado con nuestra vida sexual. Si dicha área está cubierta de multiples líneas en diferentes direcciones quiere decir que nuestra vida amorosa es agitada, de lo contrario significará que no lo es tanto.

Siguiendo con la tónica de los montes, esta vez nos encontramos el Monte Lunar, que está a medio camino entre el meñique y la muñeca. En función de la cantidad y la profundidad de las líneas podremos deducir si esa persona es muy comunicativa o no lo es.

En la mitad de la palma, partiendo de la parte inferior del dedo índice y extendiéndose en horizontal hasta el final de la palma, nos encontramos la famosa línea de la Cabeza. Esta línea nos indica si se trata de una persona imaginativa (si es larga) o inteligente (si es profunda).

También en medio de la palma y naciendo desde el mismo lugar nos encontramos la línea de la Vida, línea que trae de cabeza a quiromantes y consultores. Esta línea representa nuestra vitalidad, la salud de nuestros hijos y como transitamos a lo largo del tiempo.